sábado, 1 de diciembre de 2007

Hasta el viento tiene miedo

Primera Toma Presenta:

Hasta el viento tiene miedo

Por Socorro González

En el año de 1968, el cineasta Carlos Enrique Taboada realiza uno de los filmes de terror más emblemáticos en la historia del cine mexicano: Hasta el viento tiene miedo. En él, Taboada contaba la cándida historia de un grupo de jovencitas (Alicia Bonet, Norma Lazareno, Elizabeth Dupeyron, Renata Seydel…) en un internado para señoritas, dirigido por Bernarda, una mujer dura y autoritaria (Marga López en un papel insólito en su carrera como actriz) que escondía un pasaje obscuro en su historia personal y en la del colegio. Poco a poco, la tranquilidad de las chicas, impuesta a base de reglas, se empieza a ver alterada por una presencia sobrenatural, que paulatinamente se revela como el fantasma de una estudiante más, quien un año atrás se había quitado la vida en la torre de la apartada escuela. Con estos elementos, el cineasta logró un filme rico en suspenso; un relato inquietante de principio a fin, plagado de tenebrosos detalles que envolvían a sus protagonistas en una atmósfera de verdadero terror y estremecimiento. De ritmo lento y contemplativo, este relato nos adentraba sigilosamente, a través de su hierática protagonista Claudia (Bonet y su belleza de “mosquita muerta”), en los entresijos de una historia de venganza pura y maligno resentimiento, de final trágico y desconcertante. Una verdadera joya de inspiración Lorquiana (Taboada realizó un muy buen homenaje a La casa de Bernarda Alba, del dramaturgo y poeta español).
Este año, nos llega su remake, una definitiva sorpresa, un verdadero atrevimiento, puesto que Hasta el viento tiene miedo, la original, pienso que es de esos filmes imposibles, por respeto, de rehacerse. Dirigida por Gustavo Moheno, crítico de cine, el guión adapta su argumento original a nuestros días, como tratando de darle frescura y vigencia a la anécdota. De esta nueva versión son rescatables su cuidada fotografía (de tonos grises y negros que le permiten una atmósfera de sugerente densidad, muy diferente a la de Taboada, quien optó por una imagen bastante colorida, de cierta tonalidad sepia); su partitura musical, un tanto excesiva, pero muy buena debido a su corte clásico (nada de grandes efectos electrónicos o estridentes chillidos); y su ritmo pausado, muy en deuda con su inspiradora. Sin embargo, esta nueva entrega comete el error de hacer obvios ciertos detalles que en su original la sugerencia era lo que enriquecía su relato; así, el lesbianismo contenido y castrante de la directora (ahora, Verónica Langer), motivo por el cual Andrea fue conducida a la muerte, aquí se evidencia de más, reduciéndose a la cursi escena del encuentro antes de la tragedia en la torre, al descubrirse la relación entre la joven y la doctora (Mónica Dionne) del ahora centro de rehabilitación para niñas problema. Motivos como el suicidio, la anorexia, la menstruación o las “malas palabras” se tocan aquí con libertad; como elementos nuevos en la historia, lejos están de ser un buen soporte narrativo y más bien se acercan a una intención por llamar la atención y hacer la historia un tantito polémica con temas nada novedosos pero sí de actualidad. De paso, las chiquillas del reparto aprovechan para mostrar su profesionalismo y compromiso realizando una serie de desnudos, más que la protagonista misma (Martha Higareda), que, estudiándolos bien, resultan innecesarios; la cuestión aquí era actualizar lo inactualizable, lo repito, por mero respeto. Un remake innecesario. Por lo demás, la película es casi igual a la original, respeta los detalles atmosféricos que aportan el suspenso, aquellos lamentos perdidos en el viento que, siendo niño, erizaban mis vellos cada vez que veía la película; el llanto con risa de Andrea reclamando la venganza; su delgada sombra en las paredes del internado o su estática y pálida figura en los espejos, arrancando los gritos de Kitty (Norma Lazareno) en aquella antológica escena del strip tease; o el dulce murmullo de su voz llamando a Claudia (Bonet-Higareda) por las noches, en su empeño por poseerla.
Homenaje o simple “refrito”, el filme del gordito Moheno deja una sensación final, y es la de querer, después de años, experimentar de nuevo el miedo que Taboada nos hizo sentir a muchos con sus inquietantes historias.

Hasta el viento tiene miedo
México, 2007
Dir.: Gustavo Moheno
Reparto: Martha Higareda, Verónica Langer, Mónica Dionne, Danny Perea

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