(Lectura realizada el jueves pasado en el Instituto Tecnológico de Puerto Peñasco, en compañía del escritor Guillermo Munro Palacio)
Por Socorro González Barajas, coordinador del cineclub Primera Toma, A.C.
Asomarnos por esa enorme ventana que suele ser el cine representa, para mí, una de las experiencias más sublimes y enriquecedoras en la vida. Los hermanos Lumiere nunca imaginaron que a más de cien años de su descubrimiento, el cine se convertiría en lo que hoy es, uno de los artes más bellos más que una indiscutible industria. Un mundo complejo, entretenido, reflexivo y demás adjetivos son los que podemos destacar de esta expresión artística tan gustada y buscada por todos. Como todas las artes, la cinematografía primero que nada llega a nosotros a través de los sentidos; en grave error estaría si pensara que primero se adentra en nosotros por la puerta del raciocinio. Considero que, y así lo han pensado y piensan muchos realizadores, que esta manifestación primero se siente y después se razona. Sin embargo, mucha es la historia, muchas las películas y los directores que han contribuido a la generalización de la idea de que el cine debe de analizarse y pensarse, de no ser así, no existiría su trascendencia en la historia de la humanidad. Al acercarnos al cine no lo debemos hacer con miedo o recelo, sino todo lo contrario; debemos de hacerlo con el entusiasmo y la curiosidad con que nos acercamos a otras cosas de la vida, ya que este se presenta ante nuestros ojos como un hermosos abanico de posibilidades, que aparte de entretenernos y hacernos pasar buenos ratos, nos brinda la oportunidad de la reflexión, el razonamiento y la crítica de todas aquellas historias, personajes, temas o circunstancias de la vida, que en algunas ocasiones nos resulten por demás conocidas. El cine nos habla de nosotros, de nuestra vida entre temas sociales, amorosos, políticos; nos desmenuza cuadro por cuadro los tres grandes temas de nuestro mundo: la vida, el amor y la muerte, aquellos tres temas que García Márquez nos reveló alguna vez como los tres grandes aspectos de los que siempre estamos hablando; las tres prioridades del ser humano y su curso de vida. Recordando un poco, diremos que el cine nació en 1895, en Francia; es el arte más joven en comparación con las otras artes, que son milenarias. El séptimo arte, término que se le dio en los años sesentas surge muy cercano a la disciplina de la fotografía. Este maravilloso invento llega casi inmediatamente a México, a principios de 1900; el Porfiriato lo trae con la finalidad de que se registren todos aquellos eventos presidenciales en los que el protagonista era Porfirio Díaz. El cine surge y llega a México como el cronista de la vida diaria en nuestro país a principios del siglo XX.
Un cine club es un símbolo de rebeldía y puede decirse que tiene como finalidad primordial el acercamiento al cine en una especie de análisis, desde muy diversos aspectos ideológicos. Este concepto se ideó en Francia en 1920, por los cineastas Louis Delluc y Ricciotto Canudo, en donde originalmente se estudiaba el sentido psicológico de los movimientos de cámara, dejando a la deriva otros aspectos del cine que con el paso del tiempo se asumirían como más importantes. Durante la década de los treinta y cuarentas, la idea de este tipo de agrupaciones fue evolucionando hasta convertirse en grupos de cinéfilos o aficionados al cine, que se reunían para debatir en torno a determinadas películas; el objetivo primordial de estas reuniones era (y es) la apreciación de filmes y obras que no circulaban en los teatros y en las salas de cine. En México, el primer cine club data del año 1931, denominado el Cine Club Mexicano, como filial de la Film Society de Londres, Inglaterra. En los años cincuenta y sesentas surge el primer cineclub en el Estado de Sonora, en la ciudad de Hermosillo, al interior de la Universidad de Sonora. En Puerto Peñasco es innegable la necesidad de espacios para la apreciación cinematográfica; desafortunadamente, tenemos que estar atenidos a la distribución del cine en video, debido a la desaparición de las salas de cine que algún día existieron. La formación de cineclubes en nuestra localidad es algo necesario y obligatorio, como parte de la educación que como seres humanos merecemos tener (aprovecho este momento para felicitarlos por su interés y constancia en este proyecto del ITPP, que tengo entendido, tiene más de un año con sus actividades).
La idea principal que da vida a todo cineclub es el someter a un proceso de análisis las obras fílmicas; el tratar de acercarse desde muy diversos aspectos y perspectivas a ese fenómeno que se desarrolla ante nuestros ojos. Es la labor de todo cine club el procurar buscar y exhibir todos aquellos filmes de difícil acceso pese a su poca distribución, derivada por una diversidad de circunstancias (como sus temáticas, su ideología, forma o estilo, entre otros elementos). Promover todas aquellas propuestas fílmicas que muy difícilmente llegarán a nuestros cines actuales, cuando la cinematografía norteamericana se apodera de las salas, como única oferta. La obligación y deber de un cine club es reunirse para la planificación del trabajo: que va desde la programación de los ciclos, la elaboración de los programas de mano y la organización de las charlas de introducción y conclusión, así como la moderación de la discusión después de cada proyección. En un cineclub no tiene nada que ver los estrenos con las películas clásicas. Lo importante es organizar ciclos donde se tomen en cuenta géneros, directores, temáticas o tendencias estéticas como base del diálogo reflexivo. Otro punto que debe tomarse en cuenta en las sesiones es la indiscutible condición del cine como obra de arte, con categorías y niveles; es muy importante aprender a respetar los productos cinematográficos, independientemente de su calidad; asimilar todo desde un punto de vista crítico positivo, para el momento del análisis de las imágenes en movimiento. Respecto a la cuestión de los géneros, un aspecto que ayuda mucho en la interpretación y asimilación del cine, les diré lo siguiente. En este arte existen una diversidad de géneros que se definen en base a la forma y contenido de las películas, esencialmente. Los dos más grandes géneros en el cine son el documental (el que dio vida al cine con los hnos. Lumiere y “La llegada del tren”, aquella fantástica proyección que dio vida este gran acontecimiento que es el cine) y la ficción. Este último a su vez se desglosa en una diversidad de géneros de los cuales los más destacables son el melodrama, la comedia, el suspenso, el horror, el épico, el histórico, la ciencia ficción o el cine negro, todos estos géneros definidos básicamente por las características espacio temporal, su ambientación, estilo narrativo y temático.
Otra forma de acercarse al cine es a través de sus autores o directores; analizando sus trayectorias y propuestas; en lo que se ha dado a conocer como cine de autor; aquel cine donde el director, por lo general también el guionista, se convierte en cierta manera en lo principal de la película, donde con plena libertad realiza todas sus inquietudes en las obras fílmicas.
La cuestión social, política e ideológica, donde el cine se ha llegado a considerar como una poderosa arma de irreverencia y rebeldía.
Mencionar algunos títulos: Garganta profunda, La última tentación de Cristo, Santa sangre, Calígula, filmes altamente recomendables y que todo miembro de un cineclub debe de apreciar.
NOTA: No olvidar nuestra historia como cineclub, Primera Toma, hablar de los logros: cursos, diplomados, festivales, acervo fílmico, etc.
Asomarnos por esa enorme ventana que suele ser el cine representa, para mí, una de las experiencias más sublimes y enriquecedoras en la vida. Los hermanos Lumiere nunca imaginaron que a más de cien años de su descubrimiento, el cine se convertiría en lo que hoy es, uno de los artes más bellos más que una indiscutible industria. Un mundo complejo, entretenido, reflexivo y demás adjetivos son los que podemos destacar de esta expresión artística tan gustada y buscada por todos. Como todas las artes, la cinematografía primero que nada llega a nosotros a través de los sentidos; en grave error estaría si pensara que primero se adentra en nosotros por la puerta del raciocinio. Considero que, y así lo han pensado y piensan muchos realizadores, que esta manifestación primero se siente y después se razona. Sin embargo, mucha es la historia, muchas las películas y los directores que han contribuido a la generalización de la idea de que el cine debe de analizarse y pensarse, de no ser así, no existiría su trascendencia en la historia de la humanidad. Al acercarnos al cine no lo debemos hacer con miedo o recelo, sino todo lo contrario; debemos de hacerlo con el entusiasmo y la curiosidad con que nos acercamos a otras cosas de la vida, ya que este se presenta ante nuestros ojos como un hermosos abanico de posibilidades, que aparte de entretenernos y hacernos pasar buenos ratos, nos brinda la oportunidad de la reflexión, el razonamiento y la crítica de todas aquellas historias, personajes, temas o circunstancias de la vida, que en algunas ocasiones nos resulten por demás conocidas. El cine nos habla de nosotros, de nuestra vida entre temas sociales, amorosos, políticos; nos desmenuza cuadro por cuadro los tres grandes temas de nuestro mundo: la vida, el amor y la muerte, aquellos tres temas que García Márquez nos reveló alguna vez como los tres grandes aspectos de los que siempre estamos hablando; las tres prioridades del ser humano y su curso de vida. Recordando un poco, diremos que el cine nació en 1895, en Francia; es el arte más joven en comparación con las otras artes, que son milenarias. El séptimo arte, término que se le dio en los años sesentas surge muy cercano a la disciplina de la fotografía. Este maravilloso invento llega casi inmediatamente a México, a principios de 1900; el Porfiriato lo trae con la finalidad de que se registren todos aquellos eventos presidenciales en los que el protagonista era Porfirio Díaz. El cine surge y llega a México como el cronista de la vida diaria en nuestro país a principios del siglo XX.
Un cine club es un símbolo de rebeldía y puede decirse que tiene como finalidad primordial el acercamiento al cine en una especie de análisis, desde muy diversos aspectos ideológicos. Este concepto se ideó en Francia en 1920, por los cineastas Louis Delluc y Ricciotto Canudo, en donde originalmente se estudiaba el sentido psicológico de los movimientos de cámara, dejando a la deriva otros aspectos del cine que con el paso del tiempo se asumirían como más importantes. Durante la década de los treinta y cuarentas, la idea de este tipo de agrupaciones fue evolucionando hasta convertirse en grupos de cinéfilos o aficionados al cine, que se reunían para debatir en torno a determinadas películas; el objetivo primordial de estas reuniones era (y es) la apreciación de filmes y obras que no circulaban en los teatros y en las salas de cine. En México, el primer cine club data del año 1931, denominado el Cine Club Mexicano, como filial de la Film Society de Londres, Inglaterra. En los años cincuenta y sesentas surge el primer cineclub en el Estado de Sonora, en la ciudad de Hermosillo, al interior de la Universidad de Sonora. En Puerto Peñasco es innegable la necesidad de espacios para la apreciación cinematográfica; desafortunadamente, tenemos que estar atenidos a la distribución del cine en video, debido a la desaparición de las salas de cine que algún día existieron. La formación de cineclubes en nuestra localidad es algo necesario y obligatorio, como parte de la educación que como seres humanos merecemos tener (aprovecho este momento para felicitarlos por su interés y constancia en este proyecto del ITPP, que tengo entendido, tiene más de un año con sus actividades).
La idea principal que da vida a todo cineclub es el someter a un proceso de análisis las obras fílmicas; el tratar de acercarse desde muy diversos aspectos y perspectivas a ese fenómeno que se desarrolla ante nuestros ojos. Es la labor de todo cine club el procurar buscar y exhibir todos aquellos filmes de difícil acceso pese a su poca distribución, derivada por una diversidad de circunstancias (como sus temáticas, su ideología, forma o estilo, entre otros elementos). Promover todas aquellas propuestas fílmicas que muy difícilmente llegarán a nuestros cines actuales, cuando la cinematografía norteamericana se apodera de las salas, como única oferta. La obligación y deber de un cine club es reunirse para la planificación del trabajo: que va desde la programación de los ciclos, la elaboración de los programas de mano y la organización de las charlas de introducción y conclusión, así como la moderación de la discusión después de cada proyección. En un cineclub no tiene nada que ver los estrenos con las películas clásicas. Lo importante es organizar ciclos donde se tomen en cuenta géneros, directores, temáticas o tendencias estéticas como base del diálogo reflexivo. Otro punto que debe tomarse en cuenta en las sesiones es la indiscutible condición del cine como obra de arte, con categorías y niveles; es muy importante aprender a respetar los productos cinematográficos, independientemente de su calidad; asimilar todo desde un punto de vista crítico positivo, para el momento del análisis de las imágenes en movimiento. Respecto a la cuestión de los géneros, un aspecto que ayuda mucho en la interpretación y asimilación del cine, les diré lo siguiente. En este arte existen una diversidad de géneros que se definen en base a la forma y contenido de las películas, esencialmente. Los dos más grandes géneros en el cine son el documental (el que dio vida al cine con los hnos. Lumiere y “La llegada del tren”, aquella fantástica proyección que dio vida este gran acontecimiento que es el cine) y la ficción. Este último a su vez se desglosa en una diversidad de géneros de los cuales los más destacables son el melodrama, la comedia, el suspenso, el horror, el épico, el histórico, la ciencia ficción o el cine negro, todos estos géneros definidos básicamente por las características espacio temporal, su ambientación, estilo narrativo y temático.
Otra forma de acercarse al cine es a través de sus autores o directores; analizando sus trayectorias y propuestas; en lo que se ha dado a conocer como cine de autor; aquel cine donde el director, por lo general también el guionista, se convierte en cierta manera en lo principal de la película, donde con plena libertad realiza todas sus inquietudes en las obras fílmicas.
La cuestión social, política e ideológica, donde el cine se ha llegado a considerar como una poderosa arma de irreverencia y rebeldía.
Mencionar algunos títulos: Garganta profunda, La última tentación de Cristo, Santa sangre, Calígula, filmes altamente recomendables y que todo miembro de un cineclub debe de apreciar.
NOTA: No olvidar nuestra historia como cineclub, Primera Toma, hablar de los logros: cursos, diplomados, festivales, acervo fílmico, etc.
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