martes, 13 de noviembre de 2007

Camino a Guantánamo



Se publicó en la Sección dominical Perfiles (Periódico http://www.elimparcial.com/ ),

el domingo, 11 de noviembre de 2007


Primera Toma presenta:


Camino a Guántanamo
Por Socorro González

En el año 2006 se dio a conocer la película The road to Guantánamo, de Michael Winterbottom y Mat Whitecross, ambos cineastas de origen británico. La cinta -que se llevó el reconocimiento al mejor director en el festival de Berlín ese mismo año- más que polémica, es mesuradamente atrevida; sin embargo, no se puede luchar con una mercadotecnia que, muchas veces, crea falsas expectativas y prejuicios que al visualizar la obra nos causan una especie de choque e insatisfacción que molesta mucho. Algo así me sucedió con este filme, el cual me agrado bastante, pero he de confesarlo, mi mente morbosa esperaba un poco más de violencia e injusticias que, de haber estado en éste, sí hubiera sido polémica y escandalosa, pero también habría rayado en el exceso y empobrecido un texto que se antoja tan humano y denunciante; pero al mismo tiempo tan entretenido como una buena película de aventuras. Esta es la historia de cuatro amigos británicos, de origen pakistaní, que viajaron a su tierra de origen a la boda de uno de ellos; ninguno sabía que tardarían dos años y medio en regresar a su casa; totalmente distintos, un mucho más viejos y con las arrugas que deja el dolor, el miedo y el sufrimiento en el rostro. Basada en hechos reales, sobre la captura en Konduz, Afganistán, de varios hombres supuestamente vinculados con el Ejército Talibán; el relato está construido desde una perspectiva aparentemente documental, de gran fluidez narrativa apoyada por las intervenciones, directamente a cámara, de sus protagonistas, describiendo irónicamente el infierno vivido en ese país abatido por el ejercito estadounidense; quienes finalmente los toman prisioneros. Con su estilo tan característico (muy en deuda con el más puro Jean-Luc Godard de la nouvelle vague, sólo que ahora con una nerviosa cámara de video digital al hombro; un montaje de marcada esencia poética, que respeta el silencio y “arremete” contra la contemplación, estabilidad y belleza de las tomas largas sobre bases fijas), Winterbottom inicia aquí la exploración punzante de algunos delirios de la guerra; más bien, del ataque sin tregua de un país hacia otro, todo esto visto únicamente desde la desconcertante perspectiva de sus cuatro jóvenes protagonistas, Shafiq, Asif, Ruhel y el prontamente desaparecido Monir; así como por el recurso de ciertas tomas de archivo verdaderamente documentales. Es aquí donde el peor de los terrorismos comienza. En su trayecto a la base militar norteamericana de Guantánamo, en Cuba, todo aquel numeroso grupo de hombres capturado por La Alianza del Norte será sometido a constantes vejaciones, a humillantes y repetitivos interrogatorios –que, viéndolos bien, se antojan más a “loock at me asshole! This it’s your new history and we just wrote it now!- que tienen como finalidad localizar el paradero del líder afgano Osama Bin-Laden. Pese a lo que al inicio del filme esperaba, un arrebato de violencia explícita (posible, considerando a uno de sus directores), un alegato compasivo en contra de la guerra; un descarado escupitajo al presidente Bush y su enferma administración… el desarrollo del relato descansa sobre una acertada y fría objetividad por parte de sus realizadores; quienes han sabido interponerse a todo arranque de ira contra un hombre, un gobierno y un país que se han creído los redentores de esta humanidad. Aquí sí que la posible comunión con la historia dependerá de los grados de sentimentalismo de los espectadores; ya que los distintos niveles de ironía del discurso fílmico constantemente estarán equilibrando la tragedia de los personajes. Winterbottom no permitirá jamás un desplante de sentimentalismo -de alcances melodramáticos muy a lo Babel (González Iñárritu, México-E.U., 2006)- y compasión por las víctimas, sino sólo se dedicará a mostrar lo desafortunado de su viaje tormentoso; tampoco caerá en la violencia explícita a base de golpizas; sino su interés real parece ser aquel que pretende descifrar lo que sería un verdadero terrorismo, que se origina en las palabras, tan o más hirientes que una paliza en esa especie de jaula para perros que funciona como celda; practicado evidentemente, por los malos de la película, el ejercito invasor y captor. Por último, resta decir que The road to Guantánamo es una más de las reacciones (que cineastas como Kubrick, Stone, De Palma, Moore y más recientemente Eastwood han tenido también), desesperadas o no, a una realidad por demás injusta; generada por la ceguera de un sinnúmero de gentes que ha decidido mantener en el poder a una de las mentes más enfermas de la historia humana. Una reacción que en ningún momento pretende ofrecer una solución, ni un aliento de esperanza; sino que, al contrario, te deja con una sensación de incomodidad e impotencia, y uno piensa que la única solución nunca llegará.

The road to Guantánamo (Reino Unido, 2006)//Dirección: Mat Whitecross y Michael Winterbottom//Música original: Harry Escott y Molly Nyman//Actores: Riz Ahmed, Farhad Harun, Wagar Siddiqui, Afran Suman

*Socorro González es Coordinador del Cine Club Primera Toma A.C. desde 1996. primeratoma@hotmail.com

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