domingo, 4 de noviembre de 2007

Halloween, una noche para recordar



Primera Toma presenta:

Halloween, una noche para recordar


Por Socorro González
primeratoma@hotmail.com

Se acerca Halloween y con ello sus respectivas noches de dulces y celebración; fiestas de disfraces y reuniones estrafalarias. Mientras los grupos de niños corren de casa en casa solicitando golosinas a las familias, en algunos lugares recónditos del mundo, las brujas y brujos se congregan en lo que a ellos les corresponde, en celebración macabra de su momento. Hace veintinueve años, en una noche como esa, se estrenaría una de las piezas cinematográficas más relevantes en el género del horror: Halloween, de Jonh Carpenter, exactamente en el año de 1978. Su joven realizador, apenas en su tercer largometraje –dos años atrás ya había también estremecido con su inquietante Asalto en la crujía 13- automáticamente se convertiría en uno de los directores de culto del género y crearía a uno de los asesinos seriales más siniestros y terroríficos, el perturbador Michael Myers (Tony Moran, en su original). Con esto, Carpenter desataría una suerte de boom en sus contemporáneos realizadores, quienes motivados por las ideas más enfermizas iniciarían una serie de cintas de asesinos en serie, movidos por una mórbida locura o por fuerzas sobrenaturales, sedientos de la sangre de grupos de teenagers, algunos virginales; otros muy “calenturientos”, perdidos en sus casas o de excursión en algún bosque de cierta ciudad o pueblo de E. U. Así nacerían personajes como Jason Voorhees (Viernes 13, 1980, Sean S. Cunningham) o Freddy Krueger (Pesadilla en la calle del infierno, 1984, Wes Craven) herederos del sadismo, al igual que Myers, de Leatherface, aquel enfermo mental que con motosierra en mano, realizó una delirante carnicería en la terrorífica Masacre en Texas (1974), de Tobe Hooper. Regresando a Halloween, diré que esta obra es, a mi parecer, la mejor de todas, gracias a que Carpenter optó por un discurso pausado y sugerente, tan obscuro como la noche en que todo sucedía. Como buen manipulador, Carpenter nos dio una lección –que perfectamente entendió Alejandro Amenábar con su magnífica Los otros (E.U., 2001)- sobre este tipo de cine, que es, básicamente, atmósfera, ambiente. Su criatura siempre aguardaba en las sombras, al acecho de su próxima víctima. La cámara subjetiva de Dean Cundey (cine fotógrafo que trabajaría en otras ocasiones con este director) se asume como un personaje más que nos mantiene siempre a la expectativa, funcionando en determinados momentos como los ojos del victimario; escondido, “agazapado”, como es sabido que se encuentra siempre el mal, cuidándonos por detrás de los rincones, de las puertas, de los objetos. La sencilla y perturbadora secuencia de créditos, donde veíamos a la tradicional pumpkinhead sonriendo maléficamente, acercándose del fondo hacia nosotros (a ritmo del tétrico y agudo sintetizador de fondo), para dar paso a la siguiente secuencia, aquella donde apreciábamos la acción a través de los ojos, ocultos tras la máscara de Myers, un niño de seis años, recorriendo una calle donde distintos infantes cruzaban el encuadre corriendo hacia las casas en busca de dulces. La presencia se adentraba en su propio hogar, tomaba el arma que lo acompañará siempre (un brillante cuchillo “cebollero”) y acudía presurosa a darle fin a la joven doncella que se esforzaba en la víspera de perder dicha condición con su novio en un sofá. Así empieza Halloween, entre movimientos y saltos de cámara, intencionalmente imperfectos como recurso angustiante. La lente, casi a lo largo de todo el relato, se mantendrá desplazándose vertiginosamente del la obscuridad total a sólo unos tenues rayos de luz (en un escalofriante expresionismo) que apenas nos permitirán localizar a la víctima en sus últimos momentos. Dies y siete años después, “es la noche que Él ha venido a casa” y el infierno de Laurie Strode (una jovencita Jaimie Lee Curtis) lo tendrá en su propio hogar, que se convertirá en un laberinto de terror al recibir la visita del asesino de rostro blanco e inexpresivo, que ha regresado a consumar su misógina venganza.
Halloween tuvo algunas secuelas después, y pese a que algunas fueron escritas por el propio John Carpenter y Debra Hill; la esencia angustiante y claustrofóbica de la original se fue perdiendo, y las historias se fueron convirtiendo en escenas de sexo, en aquel tiempo, medio explícito y sangrientas masacres de jovencitos. Myers regresó una y otra vez con su misma personalidad, por la sangre de nuevas generaciones, hasta culminar en H20, veinte años después, (Steve Miner, 1998), y más recientemente en su remake-homenaje-parodia del mismo nombre, a cargo del cantante y ahora director de cine splatter Rob Zombie.

Halloween (E.U., 1978)//Director: John Carpenter//Guión: John Carpenter y Debra Hill//Fotografía: Dean Cundey//Música original: John Carpenter//Actores: Donald Pleasense, Jaimie Lee Curtis, Tony Moran.

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