lunes, 1 de diciembre de 2008

No country for old men (Hermanos Coen, E.U., 2007)



(Proyección PPE # 1)


El Cine Club Primera Toma A.C., presenta en su Ciclo de Estreno, en El Kiosco del Arte de La Plaza del Camarón (enfrente del Ayuntamiento de Puerto Peñasco), en el Blvd. Fremont y Blvd. Benito Juárez, Colonia Centro. Este martes, 04 de noviembre de 2008 a las 8:30 p.m. la película:
No country for old men (Hermanos Coen, E.U., 2007)

Los hermanos Coen, otro paseo con la muerte
Por Socorro González

No country for old men es el título del más reciente filme de los hermanos Joel y Ethan Coen, con tal trabajo, este par de genios disfrazados de nerds han logrado colarse en los tan codiciados premios Óscar a la cinematografía este año. Anteriormente, sus nombres ya habían aparecido en este prestigioso certamen con su excelente Fargo (E.U., 1996); aquella tragicomedia protagonizada por William H. Macey, Frances Mcdormand y Steve Buscemi, donde se narraba la historia de un secuestro y toda la serie de acontecimientos que desencadenaba; hechos que, con un humor negrísimo, concluían en una tragedia general de final desesperanzador. Sin lugar para los débiles, como se titula en castellano esta nueva entrega, se ha convertido en una de las cintas más esperadas este año, no tanto por conocimiento de sus directores, sino por haber estado involucrada en varias premiaciones y haber sido acreedora de algunos galardones como el Globo de Oro para el español Javier Bardem y más recientemente, el Óscar a mejor película, guión y dirección para los hermanos y actuación de reparto para Bardem (quien, dicho sea de paso, lejos está de aquel sexual y brutal semental que tan bien hizo en su inicios fílmicos con Bigas Luna. Con los Coen, el español ha demostrado que no es suficiente tener un “buen paquete” entre las piernas con su convincente interpretación del imparable psicópata que va tras el protagonista; Chigurh es una especie de Michael Myers que ha cambiado el brillo de la daga por una extraña pistolita de aire letalmente silenciosa). La trayectoria fílmica de los hermanos, iniciada en la década de los ochenta con su estupenda Blood simple, les ha generado un status de culto dentro de la producción fílmica independiente que muy difícilmente abandonarán. Desde sus inicios, los Coen se han inclinado por temáticas un tanto obscuras y violentas, muy allegadas a las cuestiones del crimen, la mafia y la perfidia humana. Sus cintas, codificadas la mayoría desde los géneros de la comedia, el film noir y el thriller, se desarrollan con lentitud, deliciosamente entretejidas por un inquietante suspenso con ingeniosos destellos de hilaridad. No country for old men no es la excepción y ésta pertenece a esa otra parte de la obra coeniana, la de las historias serias, trágicas y, aunque suene a pretensión, reflexivas; de una sutileza narrativa que pese a su lento desarrollo, nos mantiene intrigados durante todo su metraje. De aparente sencillez anecdótica, el filme se ubica en el mítico condado de Texas (tan socorrido para las historias de sanguinolenta violencia y muerte en cadena); ahí, Jewellyn Moss (Josh Brolin) encuentra los despojos de una masacre de lo que fue una fallida transacción de droga. Indagando, Moss recogerá un maletín con dos millones de dólares en efectivo que serán la puerta de entrada a un infierno de violencia y paranoia, un sangriento festín del que “no habrá salidas limpias”. En su sentido anecdótico, el filme recuerda mucho a The killing (’56), de Stanley Kubrick y a Reservoir dogs (’92) de Quentin Tarantino, esas dos joyitas de la cinematografía noir donde nada termina bien; sólo que en los Coen todo viene a ser como más poético y conmovedor, pese a la carga irónica y patetismo de los personajes, gracias a la autenticidad de un estilo narrativo que raya en la maestría, y es que el filme contiene varios momentos y resoluciones memorables: el asesinato del policía a escasos minutos de iniciada la historia a manos de Chigurh –Bardem en sus mejores minutos, con sus tristes ojos desorbitados en asesino frenesí-; el encuentro de Moss con la carnicería de hombres y perros entre camionetas setenteras, antes de tomar sus dos millones de dólares que lo llevarán a la desgracia. La persecución y cacería nocturna, primeramente la del perro y después la de Chigurh; o el accidente automovilístico como inesperada y eficaz conclusión. En esta sinfonía violenta no habrá concesiones, la ambición del vaquero Moss los condenará a una cadena de muerte de la que, al igual que en Fargo y The man who wasn’t there (E.U., 2001), los finales felices no tienen cabida; sino todo lo contrario. A los Coen les gusta ir de paseo con la muerte y su caminata siempre estará regida por la fatalidad. Con No country for old men vuelven a coquetear con la tragedia y las posibilidades del absurdo, en una historia regida por la violencia y la mala estrella -pero a su vez protegida con el agradable velo de la sutileza, con un discurso en el que se apuesta por la frialdad y distanciamiento de sus realizadores-, donde la desgracia se verá venir como un obscuro torbellino donde al final todos resultan malheridos y por lo tanto vulnerables –la película mucho recuerda también a A simple plan (E.U., 1998), una obra maestra del cine negro contemporáneo dirigida por Sam Raimi-, reafirmándose la sentencia de que el crimen no paga. No country for old men es un excelente filme que no hay que dejar pasar; sin duda una pieza clave en la trayectoria de estos hermanos que a base de ingenio, originalidad, cinismo y una virtuosa formalidad han logrado una fructífera y sólida filmografía, quizá una de las más trascendentales de las últimas tres décadas.


Dirección: Joel y Ethan Coen
Guión: Ethan y Joel Coen, basado en la novela de Cormac McCarthy
Fotografía: Roger Deakins
Música: Carter BurwellReparto: Tommy Lee Jones, Josh Brolin, Javier Bardem

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